Dolor y problemas del pie
Anatomía del pie
El pie es una de las partes más complejas del cuerpo. Está compuesto por 26 huesos unidos por muchas articulaciones, músculos, tendones y ligamentos. El pie está en riesgo de sufrir muchas tensiones. Los problemas del pie pueden causar dolor, inflamación o lesiones, y provocar limitaciones en los movimientos y la movilidad.
¿Cuáles son los distintos tipos de problemas del pie?
A menudo, el dolor del pie se debe al funcionamiento inadecuado. Los zapatos que no calzan bien pueden agravar y, en algunos casos, causar los problemas del pie. Los zapatos que calzan bien y dan soporte pueden evitar la irritación de las articulaciones y la piel del pie. Hay muchos tipos de problemas del pie que afectan los talones, los dedos, los nervios, los tendones, los ligamentos y las articulaciones del pie.
Los síntomas de los problemas del pie pueden parecerse a los de otras afecciones y problemas de salud. Consulte siempre con su proveedor de atención médica para obtener un diagnóstico.
¿Qué son los espolones calcáneos (del talón)?
El espolón calcáneo es un crecimiento óseo en el hueso del talón. A menudo se ubica en la parte inferior del hueso del talón donde este se une a la fascia plantar, una banda larga de tejido conjuntivo que se extiende desde el talón hasta región metatarsiana. Este tejido conjuntivo mantiene unido el arco del pie y actúa como un amortiguador durante la actividad. Correr, usar zapatos que no calzan bien o tener sobrepeso son cosas que pueden sobrecargar la fascia plantar. El dolor puede deberse a la tensión y la inflamación del tejido que tira del hueso. Con el tiempo, el cuerpo genera hueso extra en respuesta a esta tensión, y así se forman los espolones calcáneos. Las opciones de tratamiento pueden incluir las siguientes:
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Reposo
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Compresas frías
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Antinflamatorios, como ibuprofeno
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Estiramiento correcto antes de hacer actividad
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Calzado correcto o plantillas
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Estiramiento del tendón de Aquiles
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Inyecciones de corticoesteroides
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Cirugía (para las afecciones más graves y prolongadas)
¿Qué es una callosidad?
Las callosidades son crecimientos callosos de color amarillento que se forman en la parte superior de los dedos. Aparecen a causa de irritación o presión. A menudo, se forma una callosidad donde un dedo roza contra un zapato o contra otro dedo. Las callosidades pueden ser extremadamente molestas y dolorosas. El tratamiento puede incluir lo que se detalla a continuación:
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Cortar en finas capas la piel muerta de la callosidad
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Aplicar almohadillas alrededor de la zona de la callosidad
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Usar zapatos más grandes para que el pie calce cómodamente y no haya fricción
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Cirugía
Para evitar las callosidades, compre siempre zapatos con el calce correcto.
¿Qué es un juanete?
Un juanete es un abultamiento de hueso o de tejido alrededor de la articulación del dedo gordo o el dedo chico del pie. Los juanetes pueden formarse en la base del dedo gordo o del dedo chico del pie. Suelen producirse cuando se ejerce presión sobre la articulación durante un tiempo. En las mujeres, los juanetes se forman más a menudo que en los hombres porque es posible que ellas usen zapatos ajustados, puntiagudos y cerrados. Los juanetes también pueden deberse a artritis, la cual suele afectar la articulación del dedo gordo del pie.
El tratamiento de los juanetes puede variar en función del dolor y la deformidad. El tratamiento puede incluir lo que se detalla a continuación:
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Usar zapatos cómodos con buen calce (en especial, zapatos que se adapten a la forma del pie y no aprieten)
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Cirugía (por el dolor, no por motivos estéticos)
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Aplicar almohadillas en la zona afectada
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Medicamentos, como ibuprofeno
¿Qué es el neuroma de Morton?
El neuroma de Morton es la acumulación de tejido no canceroso (benigno) en los nervios que corren entre los huesos largos del pie. Se produce cuando hay fricción entre 2 huesos y se comprime el nervio entre ellos. La mayoría de las veces, los neuromas se forman entre los huesos que van al tercero y al cuarto dedo del pie. El neuroma de Morton suele causar hinchazón, dolor a la palpación y dolor. Si el dolor se vuelve muy fuerte, puede producir hormigueo, entumecimiento y ardor en los dedos de los pies. Esto suele ocurrir después de estar parado o de caminar durante mucho tiempo. El tratamiento de esta afección puede incluir reposo y un cambio de calzado que no apriete el pie. Si el problema continúa, se puede pensar en inyecciones de cortisona o en cirugía.
¿Qué son los dedos en martillo?
Un dedo en martillo es un dedo que se dobla o se curva hacia abajo, y esto ocasiona la protrusión del dedo afectado. Los zapatos ajustados que ejercen presión sobre el dedo en martillo a menudo agravan esta afección. Generalmente se forma una callosidad en este lugar. El tratamiento de los dedos en martillo puede incluir lo siguiente:
¿Qué es un esguince de tobillo?
Se trata de una lesión de los ligamentos del tobillo. Los ligamentos son fuertes bandas de tejido elástico que unen los huesos entre sí. Los esguinces de tobillo pueden ocurrir si el tobillo se tuerce, gira o se dobla más allá de su amplitud normal de movimiento. Los esguinces de tobillo pueden producirse como consecuencia de la posición incómoda del pie, las superficies irregulares, la debilidad muscular, los ligamentos flojos o el uso de zapatos con tacones de aguja.
Los síntomas de un esguince dependerán de la gravedad del estiramiento o la rotura de los ligamentos, pero suelen incluir hinchazón, dolor o moretones. El tratamiento dependerá de la gravedad del esguince, pero puede incluir lo siguiente:
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Poner el tobillo en reposo
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Vendar el tobillo con una venda elástica o con un vendaje
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Aplicar una compresa de hielo (para reducir la inflamación)
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Mantener el tobillo elevado
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Tomar antinflamatorios no esteroides (AINE) de venta libre, como ibuprofeno, para ayudar a aliviar el dolor y reducir la inflamación
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Volver a caminar y a hacer ejercicio físico lentamente
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Usar una bota de yeso (esguinces moderados)
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Someterse a cirugía (esguinces graves)
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Hacer fisioterapia
¿Qué es una fractura del pie?
Puesto que hay 26 huesos en un solo pie, casi cualquiera de ellos puede fracturarse. Muchas roturas o fracturas no requieren cirugía, ni siquiera un yeso, ya que se soldarán por sí solas con algo de apoyo. Cuando se produce una fractura del pie, el lugar de la fractura generalmente duele y se hincha. El lugar de la fractura determinará el tratamiento, si se necesita, por ejemplo:
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Fracturas de la articulación del tobillo. Estas fracturas pueden ser graves y requieren atención médica de inmediato. Generalmente, las fracturas de tobillo necesitan un yeso, una férula o una bota. En algunos casos, se debe hacer una cirugía si los huesos están muy separados o desviados.
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Fracturas de los metatarsianos. Las fracturas de los metatarsianos, situados en la parte media del pie, no suelen requerir un yeso. Es posible que un zapato con suela rígida sea todo lo que se necesita para proporcionar apoyo mientras los huesos del pie se sueldan. En ocasiones se debe hacer una cirugía para corregir los huesos desviados o los segmentos desplazados.
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Fracturas de los huesos sesamoideos. Los sesamoideos son 2 huesos pequeños y redondeados que se encuentran en el extremo del hueso metatarsiano del dedo gordo del pie. Generalmente, las suelas acolchadas pueden ayudar a aliviar el dolor. Sin embargo, es posible que algunas veces haya que extirpar quirúrgicamente el hueso sesamoideo.
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Fracturas de los dedos del pie. A menudo, las fracturas de los dedos del pie pueden soldarse con o sin una bota ortopédica.
¿Qué es el dolor de pie?
El dolor de pie puede interferir en un estilo de vida activo. Puede tener muchas causas, desde fracturas y esguinces hasta daño en los nervios. A continuación se mencionan 3 zonas donde frecuentemente se produce dolor del pie y sus causas:
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Dolor de la región metatarsiana. El dolor de la región metatarsiana, situada en la parte inferior del pie detrás de los dedos, puede deberse a daños en los nervios o las articulaciones en esa zona. Además, un crecimiento benigno (no canceroso), como el neuroma de Morton, puede causar el dolor. Las inyecciones de corticoesteroides y el uso de plantillas ortopédicas pueden ayudar a aliviar el dolor. A veces, es necesario realizar una cirugía.
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Fascitis plantar. La fascitis plantar se caracteriza por el dolor en el talón del pie, especialmente al ponerse de pie después de descansar. La afección se debe a una lesión por sobrecarga de la planta del pie. Causa la inflamación de la fascia, una banda de tejido fuerte y fibrosa que une el hueso del talón con la base de los dedos del pie.
La fascitis plantar es más frecuente en las mujeres, las personas con sobrepeso, las personas cuyos trabajos requieren que caminen o estén mucho de pie sobre superficies duras, las personas con pies planos y aquellas con arcos altos. Caminar o correr, especialmente con los músculos de las pantorrillas tensos, también puede causar la afección.
El tratamiento puede incluir lo que se detalla a continuación:
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Lesión del tendón de Aquiles. El tendón de Aquiles es el tendón más largo del cuerpo humano. Une el músculo de la pantorrilla con el hueso del talón. Sin embargo, en este tendón también se producen frecuentemente roturas o tendinitis, una inflamación del tendón debido al sobreuso.
La causa de la tendinitis de Aquiles es el sobreuso del tendón y los músculos de la pantorrilla. Los síntomas pueden incluir dolor leve después de hacer ejercicio físico que aumenta gradualmente, rigidez que mejora después del calentamiento del tendón e hinchazón. El tratamiento puede incluir lo que se detalla a continuación:
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Reposo
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Antinflamatorios no esteroides (AINE)
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Dispositivos de soporte o vendajes para el músculo y el tendón
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Estiramientos
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Masajes
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Ecografía
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Ejercicios de fortalecimiento
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Cirugía
Diabetes y enfermedad vascular
La diabetes afecta los nervios, los vasos sanguíneos y la circulación de la sangre en todo el cuerpo, por ejemplo, en las piernas y los pies. Las personas con diabetes deben revisarse periódicamente los pies para detectar la presencia de llagas o heridas antes de que surjan complicaciones. Y, para ayudar a mantener bajo control los problemas de los pies relacionados con la diabetes, también deben consultar a un proveedor de atención médica y a un traumatólogo, y, a veces, a un médico especialista en enfermedades vasculares.